Alejandra Perinotti
Psicóloga, psicoterapeuta
Comunicación libre premiada presentada en el XXIII Congreso Nacional de SEPYPNA que bajo el título La Psicoterapia Más Allá del Síntoma tuvo lugar en Barcelona los dias 22 y 23 de octubre de 2010. Reconocido de interés Científico-Sanitario por el Instituto de Estudios de la Salud de la Generalitat de Catalunya (IES) y acreditado como Formación Continuada por la Universidad Ramon Llull y por la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas (FEAP).
RESUMEN
Este trabajo presenta el caso de un niño llamado Iñaki. A través de su historia veremos cómo todo lo que antecede a su nacimiento, las condiciones del mismo y los eventos posteriores, tanto a nivel personal como familiar, van marcando la particular manera de “enfrentarse” al mundo.
Subjetividad en formación, dificultada por diversas situaciones. Sufrimiento psíquico enmascarado y obturado por etiquetas de diversas índoles. Bajo la escucha, el pensamiento y la espera de su tiempos internos de elaboración se pudieron abrir nuevos caminos… hacia una re-significación de su ser en el mundo, que va desde la autodestrucción del odio y la pérdida a poder vivir nuevas escenas en relación con la vida.
Palabras clave: Hiperactividad, duelo, sufrimiento enmascarado, pensamiento, elaboración.
ABSTRACT
This paper introduces the case of a child whose name is Iñaki. In his story, it is possible to understand how everything happened before his birth, his birth conditions as well as the subsequent events, both at personal and familiar level, and how they mark his peculiar way of facing reality.
Several situations made his subjectivity in training difficult. He shows a hidden psychic suffering also stuck with different labels. Within the listening, thinking and waiting for his inward development we could open new paths through a new meaning of his way of being in the world, which goes from hate self-destruction and loss to the possibility of living new scenes of the
Key words: Hyperactivity, sorrow, hidden suffering, thinking, development.
“Si el “mito” para los griegos era la “palabra”,
“el relato”, “lo que se ha dicho”, “una historia contada”,
entonces somos mito
porque somos esa palabra que nos constituye como sujetos
haciéndonos ver, oír, soñar y decir.
Somos esa palabra que escapa a la realidad por ella misma creada,
es decir, una frágil búsqueda de lo que no vamos a poder encontrar
pero que nos permite constituirnos como sujetos en el interior de nuestros
propios enunciados.
… prisioneros de nombres que no hemos elegido, “okupas” de mitos por los
que somos recorridos mientras tratamos de liberarnos de un destino que solo en tanto “ilusión” nos pertenece”
(Schoffer, 1996).
INTRODUCCIÓN
Cuando un niño llega al mundo hay una serie de acontecimientos biográficos que le anteceden, transmitidos de diversas maneras. Tanto lo dicho como lo no dicho dejan su huella. Todas aquellas vivencias que el niño no entiende, no logra integrar y le generan ansiedad, lo cubre con la imaginación. Entonces cree y crea transformando en realidad, en “su” realidad, explicaciones o teorías en un intento de ligar todo aquello que fluye en su psiquismo y en el contexto que le rodea. Desde estas construcciones siente, responde y se posiciona ante el mundo de una particular manera, siendo el síntoma una respuesta, un intento de salida dentro de esta dinámica.
Trabajar terapéuticamente con niños es abordar todas estas cuestiones para poder pensar la “misión”, el lugar que ese niño ocupa en el mito familiar. Cuando los padres llegan a consulta por los síntomas de sus hijos, es importante generar un espacio donde puedan circular interrogantes, desde los cuales ellos mismos logren preguntarse sobre lo que está sucediendo y así poder develar cómo los lugares que ocupan y las historias que los significan y resignifican como pareja y como padres, tienen vinculación con la situación que nos transfieren.
Este trabajo presenta el caso de un niño llamado Iñaki, a través del cual se intentará transmitir cómo todo lo que antecede a su nacimiento, las condiciones del mismo y los eventos posteriores, tanto a nivel familiar como personal, van marcando la particular manera de “enfrentarse” al mundo. La utilización de este significante no es casual, ya que la forma de vivir los sucesos y de responder a los mismos es desde el “enfrentamiento”, expresando así, cómo lo no hablado, la palabra faltante, se transforma en intentos fallidos de explicaciones, encausados vía la repetición, dejando al niño ante la muerte, el dolor y el vacío, sin poder aferrarse al deseo de vida.
Subjetividad en formación, dificultada por diversas situaciones. Sufrimiento psíquico enmascarado, camuflado por el movimiento, el ruido y obturado por etiquetas de diversas índoles.
El trabajo se estructurará en tres partes:
- Parte I: corresponde a la presentación del caso, motivo de consulta, verbalizaciones del entorno (padres, personal de la institución) y del niño, para finalmente exponer la etapa psicodiagnóstica.
- Parte II: se procede al análisis del material proyectado por el niño, como también a la información de la anamnesis y los informes escolares, articulándolos con aspectos de la teoría, marcando el camino a la dirección de un posible tratamiento.
- Parte III: evolución de las horas de juego, cómo va modificándose el funcionamiento mental del niño con el transcurrir del tratamiento, desde los avances y los puntos de resistencia especialmente de la familia.
Avatares y limitaciones propias de los tratamientos.
1. PRESENTACIÓN DEL CASO
1.1 Motivo de consulta
Nombre: Iñaki
Edad: 8 años
Iñaki llega a consulta debido a los planteos que la institución escolar le hace a la madre:
… “no se puede con él, se salta toda autoridad, se mofa de la clase, altera todo, los niños lo rechazan por ser muy agresivo y guarro, altera el orden del colegio, realiza prácticas sexuales indebidas con otros niños”…
Algunas frases desde las que definieron al niño en las primeras entrevistas fueron:
Madre (43 años):
… “no se le puede creer nada, él niega todo pero siempre pienso que fue él … es mal hablado pero no en casa, no sé de dónde saca las cosas… es agresivo, creo que algo malo tiene… dibuja puñales y casas con fuego, sangre, gente quemándose… hace guarradas que no se explican: muestra la comida de la boca, te pega sus mocos, muestra el culo, come la basura de la papelera…Corta papeles con la tijera pero sin formas, lo hace siempre, son pedazos de papeles, no entiendo por qué lo hace” .
… “es muy complicado lo que me ha tocado, a veces siento hasta rabia”…
Padre (39 años):
… “tiene un comportamiento inadecuado que ha generado un retraso en su conocimiento, no sabe leer ni restar como debería, en casa le enseñamos, pero trae sin hacer hasta lo de las horas de clases… Tiene una agresividad metida dentro y no sé de donde viene eso… Él niega todo de lo que le acusan… pero yo lo espío y me di cuenta que la gente tiene razón… parece un niño callejero de 20 años… tiene un aislamiento… no se puede llegar a él… todas las culpas son de los demás… En casa no quiere hacer cosas pero cuando yo me hago el enfermo… como que no estoy bien… ahí se vuelca, hace y se pone cariñoso”.
Maestra:
… “yo no puedo con él, se burla de mí, me llama vieja que me voy a morir pronto… gorda… hace unas guarradas que no se pueden creer, y lo del baño… eso no es normal… no es buena influencia para los demás niños… Cuando se pone así yo le digo a la clase: Iñaki es invisible… no existe, nadie lo ve… ni lo escucha…. Él se pone peor… más cosas hace”…
Desde la escuela planteaban hiperactividad y algo de índole psicótico por los comentarios sobre muertes, sangre, el trato dispensado a las maestras y las exploraciones sexuales que ha realizado con otros compañeros.
Iñaki:
En la primera entrevista el niño refiere no saber porque lo traen a consulta, pero en el siguiente encuentro verbaliza lo siguiente:
… «Por qué vienen los demás niños aquí?. ¿También son malos?«.
1.2 Un recorrido por la “historia que transmiten los padres”.
Al final de la segunda entrevista a padres, la madre comenta que en realidad el padre del niño no era quien estaba asistiendo con ella, sino que había muerto hace unos años atrás. Su nueva pareja, algo molesto acota:
… “bueno… ahora el padre soy yo… él me dice papá y no creo que esto represente un problema para el niño”…
Este hombre era una figura importante, en tanto el niño es quien le pide que se case con su madre expresando el deseo de tener un padre. Se mostraba muy comprometido y preocupado. Iñaki lo “adopta” desde el principio, pero encuentra la oposición del resto de la familia, paradójicamente a veces, hasta de la propia madre, dificultando esta dinámica su posicionamiento efectivo como tercero en tanto función de corte, que era fundamental para la salud mental del niño.
Iñaki es el tercero de tres hermanos. Los tres son hijos del fallecido. Primero nació una mujer que en el momento de la consulta tenía 22 años. Se trasladó a vivir a otra provincia cuando falleció su padre, comenzando una vida de pareja y laboral al mismo tiempo. La relación con la madre siempre fue conflictiva, marcada por la rivalidad, ahondándose las diferencias cuando ésta última conoce a su nueva pareja, a la que no terminaba de aceptar. La relación con el niño era muy buena. El segundo era varón de 16 años. Según relata la madre “fue el único deseado y buscado”. Manifestaba muchas dificultades para expresarse, desgano y problemas a nivel académico. Su lugar en la familia estaba tapado por los despliegues de Iñaki, mostrando en ocasiones, rechazo por su hermano pequeño. La relación con la nueva pareja no era buena, lo vivía como una invasión.
Antes de nacer Iñaki, la pareja estaba en crisis, planteándose la separación. Según relata la madre, el padre se dedicaba solo a trabajar y no estaba nunca con ellos. Iñaki es el producto de una reconciliación “no fue buscado, pero sí querido”. El niño era el representante de una nueva oportunidad para la pareja. El embarazo no hizo cambiar el malestar existente, los problemas continuaron y la mujer se sintió muy sola durante este periodo y el tiempo posterior en el que las ausencias del marido se intensificaron: “no nos veíamos, éramos como perro y gato, descuidó los deberes de padre y marido, eso sí, adoraba a sus hijos”.
Iñaki nació con 8 meses debido a que la madre sufrió una caída en la calle y se precipitó el parto. Refiere que era un niño muy bueno que dormía todo el día:
… “Cuando nació era feo como una tortuga… siempre le bromeamos diciendo que lo tiraron unos gitanos a la basura y nosotros lo encontramos… eso no le gusta nada… pero si es una broma!”…
… “A los dos años dejó de hacerse cacas, pero pis nunca, el pediatra dijo que es hereditario ya que tanto yo como mis hermanos y mis padres habíamos pasado por lo mismo hasta avanzadas edades” (no puede recordar con más detalle).
Iñaki ingresa a la guardería con 16 meses aproximadamente, en la misma le llaman la atención a la madre por el comportamiento del niño “es el más agresivo, es pegón y muerde a todos”. Todas las instituciones por las que pasó en sus primeros años han comentado situaciones similares. Por esta razón, con aproximadamente tres años, consultan con una profesional de la psicología, quien refiere que el niño era así debido a la ausencia del padre y que no quería a su hermano. Según el recuerdo de la madre, no hubo una intervención terapéutica.
Iñaki dormía en cama de sus padres casi todas las noches. El niño se negaba a dormir en su habitación debido a las pesadillas. La madre acepta, el padre se retira a otro dormitorio dejando solos en la cama a los dos.
La agresividad de Iñaki fue en aumento, dejando los padres de juntarse con otras familias luego de una pelea en la que participa el niño y otro sale lastimado en la barbilla.
Meses más tarde resurge el tema de la separación. Paralelamente, el padre tenía unos dolores en el pecho y la espalda, acude a urgencias y le dicen que era nervioso, la tensión estaba alta y debía hacer reposo. Le citaron para una serie de pruebas a realizar a los 60 días. La madre del niño comenta:
… “solo un mes nos duró. El día que íbamos a los abogados para firmar los papeles de la separación a él se le durmió la pierna, entró a urgencias y murió, se le había roto la aorta en cuatro sitios… Iñaki quedó aislado, estuvo con una amiga para que no sufriese, ya suficiente lo estábamos haciendo nosotros. Le dijimos que aita se puso malito y que subió al cielo. Fue duro, además nos dejó muchísimas deudas… yo no sabía… tuve que ponerme a trabajar de todo… fue una locura”.
La madre era una mujer que no tenía muchos recursos internos y con una historia familiar previa un tanto complicada, con un hermano esquizofrénico que se oponía a ser medicado, lo que generaba descompensaciones afectando a todos los integrantes del sistema familiar. Este dato es muy importante a nivel de las proyecciones que recaían sobre el niño:
… “este niño tiene algo más”… decía la madre.
Iñaki tenía un poco más de cuatro años en el momento del fallecimiento de su padre. Hubo dificultades para hablar del mismo y de los sentimientos que genera una pérdida de este orden. Junto a la muerte del padre desaparece todo el contacto con la familia paterna por no existir buen vínculo con la nuera. La madre a pesar de comentar con disgusto el abandono de su difunto marido, llevaba en su cartera una foto del mismo, que al observarla la emocionaba, lloraba y comentaba lo bueno que era.
2. ETAPA DIAGNÓSTICA DE IÑAKI
Iñaki llegó al primer contacto algo tímido y muy prudente. Comentaba que tenía muchos amigos y que en el comedor de la escuela le daban poco de comer. Habla de Juan (un compañero) y cuenta que se quedó sin amigos por su comportamiento, relatando una serie de anécdotas que concordaban con las vividas por él y descriptas por los padres en las entrevistas anteriores. Durante un tiempo a través de Juan contó todo lo que hacía en la escuela y que a diferencia de su compañero, él tenía “600 amigos por ser muy bueno”.
Permanece durante el encuentro sentado sin que eso represente un problema.
Se aplicó la siguiente batería diagnóstica:
- Entrevista a padres y al niño.
- Dibujo Libre. (Pág.12).
- Familia Kinética. (Pág. 13).
- Bender. (Pág.14).
- Algunas láminas del CAT. (Pág.15).
- Hora de juego diagnóstica (HJD). (Pág. 16)
VER IMÁGENES EN EL PDF
CAT
Lámina 1
La gallina que tenía hambre y las tres hermanas.
Un día una como era muy lista hizo puré de patatas y una de ellas le puso sal también azúcar, vainas y guisantes… zanahorias y tomates. Se llevaban bien… muy bien… y también se llevaban mal con otra que puso veneno en la comida y al final se murió… y la otra también se murió… porque bebió el veneno…y la otra también se murió…
Le pusieron veneno porque la odiaba… porque le ponían poca comida cuando ella quería más.
Lámina 2
El lobo feroz tenía una cuerda que se la querían quitar sus dos hermanos pero no pudieron… porque uno le pegó una patada al otro… se cayó de culo… se hizo una herida muy grande. Después con la cuerda lo ató a un árbol, le ahogó y después se hicieron amigos… (silencio)… Después se hicieron amigos… le regaló la cuerda el pequeñín le regaló un paquete de pañales…
… “¿Podemos dejar de hacer esto? … no me gusta nada”.
A nivel contratransferencial se registra la angustia y el dolor que al niño le generaba la prueba, ante los contenidos surgidos y pensando en el bienestar del entrevistado, como estrategia se ofrece HJD.
Hora de Juego Diagnóstica (HJD)
Primera sesión de Hora de Juego Diagnóstica.
Aborda los juguetes con curiosidad. Pasa tiempo hasta que elige. Toma una muñeca que sujetaba en brazos a su bebé. Había un cordón que los unía, nunca advertido por nadie. Esto lo movilizó muchísimo y comenzó a tirar para separarlos diciendo:
… “este bebé si se puede salir, este bebé si se puede salir!”…
Cuando logra separarlos, pasa a la pizarra, dibuja un edificio en el que se encontraba una persona en los últimos pisos, se estaba quemando y era él quien lo salvaría, había sangre e imitaba los gritos mientras dibujaba.
Toma la plastilina y hace un parque con árboles, juguetes, etc., y dos muñecos que nos representaban a nosotros y advierte:
… “eso sí… tenemos que hacer una separación, tú allí y yo aquí (pone una tira de plastilina entre los dos) así está mejor”….
Va hacia los coches y los pone en una carretera, los hace circular un buen rato y luego se produce un gran choque, muchos heridos, pone una ambulancia pero a pesar de los intentos y las reanimaciones mueren todos (gritos, sangre por todos lados). El impacto que me genera el contenido de las fantasías que emergían me creó dudas sobre que devolverle, ante el temor a trasladar algo inapropiado decidí esperara la próxima sesión.
Segunda sesión de Hora de Juego Diagnóstica
Saca los coches y repite el juego de la sesión anterior, nadie se salva y comenta:
I – … “todos han muerto, todo queda lleno de sangre, los del SAMUR no han podido hacer nada”…
P – … “¿Y cómo se sienten, con todo lo que han hecho para salvar la vida a la gente y todos han muerto?”…
I -… “Están acostumbrados!… ¿Por qué vienen los demás niños aquí?. ¿También son malos?”… Le explico que los niños no son malos, que a veces hay cosas que los hacen sentir mal y lo que sucede es que lo expresan haciendo enfadar a los demás y también a ellos mismos. Que él no era un niño malo, que seguro que le estaban pasando cosas que no sabía cómo explicar, ni que hacer y que por eso a veces se “portaba mal”.
I-… “¿Qué cosas?”…
P- … “Cosas con los amigos, o algo que lo ponga triste de su familia …
I- … “Mi aita se ha muerto pero ya tengo otro aita”…
P- …“¿Qué le pasó a tu aita?”…
I- … “No sé… se le rompió una vena… el corazón… y subió al cielo… pero yo ya tengo otro aita y me quiere mucho”.
Comento que eso le debe poner muy triste… aunque ya tenga otro aita que lo quiera… Le pregunto que recordaba de “su primer aita”, ante lo cual, toma la plastilina y hace una lápida, mientras me comenta que no recuerda casi nada de él.
No desarma la figura, la deja en su caja y esa figura “presidió la sesión” durante varios meses, llegaba la sacaba y la ubicaba en uno de los extremos del escritorio, al final la guardaba nuevamente.
3. ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO AL MATERIAL SURGIDO
3.1 Análisis del material proyectado
La actitud del niño fue variando según las consignas. Cuando se trataba del Dibujo Libre y Familia Kinética disfrutaba en el proceso aunque era evidente que sus resultados no lo dejaban satisfecho. En el caso del Bender hizo las figuras sin detenerse a observar, diciendo finalmente: “sé que no se parecen a las tuyas… pero no me importa”. Según se observa en su producción se podría pensar en posibles dificultades de corte neurológico, pero esta lectura toma otro significado teniendo en cuenta todas las técnicas y su actitud ante las mismas. El CAT fue una técnica que lo movilizó de notable manera y pidió no continuar, debido a los contenidos que aparecían, se aceptó ofreciéndole la HJD como una alternativa, pero los temas emergidos no fueron muy diferentes.
Iñaki tenía 8 años recién cumplidos en el momento del diagnóstico, edad que corresponde a la etapa esquemática o de realismo visual. En su producción se perciben las imágenes mentales que representan sus objetos, aunque sus gráficos están algo escasos en detalles esperables a su edad, aún así, se puede reconocer perfectamente el símbolo.
Desde las técnicas proyectivas gráficas se observa:
- Encapsulamiento de su producción que denota una necesidad de límites y contención.
- Tendencia a encerrarse en sí mismo.
- Expansividad y controles internos deficientes, necesidad de atención.
- La diferencia de sexo en los gráficos está marcada por el cabello de la madre, siendo ésta la figura de mayor tamaño y enorme boca. Los hombres, como se puede observar, llevan faldas. Las figuras tienen una tendencia algo grotesca, de expresión fantasmagórica, con brazos más bien alados, lo que denota un pobre concepto de sí mismo, además de la trascendencia y existencia de “un fantasma” en su historia.
- Él representa la figura más pequeña al final de la hoja, se había olvidado de dibujarse, ante la puntualización, responde:
…“para qué… ya se sabe que estoy”…, denotando inseguridad, retraimiento y sentimientos depresivos.
Las actividades asignadas a los miembros de la familia fueron las siguientes:
Madre: lavando los cacharros.
Padre (actual pareja de la madre): cargando una bolsa de las que vende en su trabajo.
Hermano: haciendo nada…
Iñaki: Jugando con aviones, desarmando e intentando ordenar las piezas (figuras geométricas en hileras al costado de la hoja). Esto es lo que su madre comentaba que le asustaba del niño: …“hace cosas sin sentido”… cortaba figuras de las revistas sin formas y sin encaje.
Cada uno en su actividad sin vinculación entre ellos.
Hay que destacar que no dibuja a la hermana mayor quien vive desde hace varios años en otra localidad.
El material derivado de la aplicación del CAT y HJD es de corte agresivo y depresivo, que emerge de una manera muy intensa a través de las proyecciones. Estos contenidos sumados a los problemas de su comportamiento (hacia los adultos, amigos, en la escuela, etc.) y su desinhibición, es lo que hace que se considere que es hiperactivo y/o psicótico en la escuela e indirectamente éste discurso también es avalado en su casa, formando parte de la imagen del niño.
En la consulta, el niño se presenta agradable y cauto en un principio, actitud que se va perdiendo con el paso de las sesiones pero, aún así, responde a los límites. Muestra una persistente necesidad de agradar y pedir afecto, preguntando constantemente:
…“¿tú me quieres?, en la escuela no me quieren…la maestra dice que soy invisible, que no existo”.
Responde de manera correcta a todas las cuestiones planteadas, cuando se habla de su “mal comportamiento” no asume totalmente y comenta todo lo que él hace proyectándolo en la figura de un amigo, aunque es absolutamente consciente de su manejo.
A nivel de HJD, se observa:
- Poca presencia de afectos positivos.
- Existencia de temática narrativa que tiene un sentido, aunque es de corte agresivo y depresivo.
- Le cuesta elegir a qué jugar pero una vez surgida la temática es repetitiva en los sucesivos encuentros.
- Finalización del juego en ocasiones de forma abrupta y con la muerte, caídas, incendios, choques, etc.
Es necesario recordar que el comportamiento del niño llama la atención desde antes del fallecimiento de su padre (en el momento del suceso Iñaki tenía 4 años), es decir, en la entrada en la etapa edípica ya se observaba un malestar expresado bajo la forma de una conflictiva con las normas. Desde lo evolutivo no se constituyó sólidamente la instancia superyoica, asentúandose este déficit aún más ante la problemática familiar.
Según lo relatado por la madre, Iñaki es el producto de una reconciliación, una nueva oportunidad que se da la pareja, lo que nos hace pensar el rol asignado (y fallido) que cae sobre el niño desde el fantasma de los padres, dejando así un sello en la constitución de su psiquismo: no logra unir a la pareja y posteriormente muere su padre.
Sobre este acontecimiento a nivel familiar no se habla, por el dolor que representa para todos.
Desde lo más externo y del orden de la realidad la situación económica deteriorada en la que queda la familia y desconocida hasta ese momento, situación que la mujer debe afrontar. Esto generó una enorme ambivalencia respecto al fallecido, rechazo y reproches, enfados y culpa por ello. A nivel familiar no había una elaboración de duelo. Se observaba en la madre una sensación de abatimiento ante lo que se le presentaba con Iñaki, se apoyaba en el niño, ya dormían juntos antes del fallecimiento de su esposo, se bañaban juntos. En el momento que demandan terapia para el niño esto constituía un tema conflictivo con la nueva pareja, situación que a él le parecía enormemente escandalosa.
El lugar que ocupa Iñaki en esta historia le va generando una sensación de “atrapamiento” que no puede ni sabe tramitar: lo que la cercanía y la imposición del cuerpo del adulto le estaba despertando. Esto se puede ver reflejado en su reacción con la muñeca que tenía a su bebé en brazos y descubre el cordón que los ataba, se trataba de una mamá que tenía atrapado al bebé “con su cordón” además de la llamativa necesidad del niño de dejar claro que …“entre nosotros tiene que haber una separación”… (juego de la plastilina).
No hay que olvidar que siempre estaba presente en la cabeza de la madre el miedo a que el niño sea como su hermano esquizofrénico, proyección masiva de la que el niño no podía escapar. También se observaba una forma de vinculación anaclítica de la mujer hacia la nueva pareja. Un intento de negación de la muerte con el “nuevo esposo-padre”, figura con buenas intenciones, pero yuxtapuesta en la historia familiar, ya que ocupaba ante el padre muerto (fantasma) un lugar imposible, esbozando un mensaje sustitutivo: “aquí no hay un esposo muerto, ni un padre muerto… aquí estoy yo”.
3.2 ¿Cómo entender la “desatención” y la “hiperactividad” de Iñaki?
Beatriz Janín (2005) aporta una serie de hipótesis para pensar qué hay detrás de tanto movimiento y de la dificultad de pensar que presentan ciertos niños. Algunas de estas hipótesis ayudarán a analizar el “rótulo” de hiperactivo que tenía Iñaki al momento de la consulta.
¿Qué captura la atención de Iñaki?, ¿a qué atendía?, ¿qué pasaba con Iñaki y sus dificultades académicas? Existían en el niño representaciones mentales, que por su contenido, tienen una carga de difícil metabolización y elaboración, encontrándose en ese momento muy angustiado, atado a una serie de vivencias de corte depresivo. Tanto los padres como los maestros no podían entender esta información, asociando que lo depresivo se vincula a estar quieto y que éste es un niño “que hace mucho ruido” y destacados despliegues. Por lo que fue necesario trabajar estas ideas para poder comenzar un tratamiento. La familia pudo ir viendo al niño con “otros ojos”, pero no se dio de la misma manera con la institución escolar.
Janín (2005) toma del Dictionnarie psychopathologie de l’enfant et de l’adolescent la siguiente definición de atención:
…“un estado de tensión interior dirigida hacia algún objeto exterior. Un mecanismo importante en el funcionamiento mental del individuo que le permite no quedar sometido pasivamente a las incitaciones del contexto. Ello permite al sistema nervioso no ser sobrepasado por el número de informaciones sensoriales que le llegan a cada instante y, por consiguiente, al ser vivo adaptar su comportamiento” (Janín 2005, 47).
Iñaki no logra una atención sostenida y selectiva necesaria para el desarrollo de los objetivos académicos-escolares. A cambio, su atención estaba capturada por temas muy importantes y preocupantes para él, temas que no desaparecían de su cabeza:
- El rechazo de los que le rodeaban.
- El tratamiento de invisible que recibía.
- Enfado, tristeza y ¿culpa? por la muerte de su padre que no podía expresar.
- No comprender muchas cosas y no tener con quien hablarlas, pacto de silencio implícito, el mensaje era: “si se habla se sufre más.”
- Un nuevo padre al que el niño quería mucho, pero: ¿Qué significaba eso respecto a la figura y el recuerdo del muerto? El niño expresaba ciertos sentimientos de traición hacia su propio aita si se dejaba querer y/o quería a la nueva figura.
Todos estos contenidos dificultaban la posibilidad de investir ciertos aspectos de la realidad (especialmente los académicos). Como se sabe, la atención se construye vía los vínculos. Se necesita a otra persona que vaya presentando el mundo al niño. Generalmente es la madre o alguien en función materna quien lo hace, ayudando a que focalice su atención en otras cosas “externas” aparte de ellos dos, en un proceso de progresiva libidinización del entorno. Según cuenta la madre, el niño llega con “una misión”, que por lo que se deduce no cumple, los problemas matrimoniales continuaron, afectando el estado anímico y la libido necesaria para el investimento en los cuidados maternos: una mamá muy angustiada, que presentó el mundo al niño desde este estado, manifestado dificultades de devolverle a Iñaki una imagen de sí como niño maravilloso y de gran valor. Hay que tener en cuenta que es una mujer con una propia historia previa familiar conflictiva, un matrimonio con dificultades, que queda viuda de manera inesperada y con tres hijos, en situación económica adversa y una patologización del duelo de su marido que seguramente reactualizaba anteriores duelos no resueltos.
En la historia de este niño no había adultos que lo “cubrieran” de significantes positivos, situación que hace que el niño se viva a sí mismo como algo malo, desilusionante e incapaz de dar algo bueno.
No existía un “sostén” que ante los despliegues pulsionales del niño funcionara como apaciguador o calmante, sino que generalmente sobrevenía la desorganización ya que la madre no podía funcionar como sistema paraexitatorio.
Iñaki presentaba la capacidad de investir todo aquello vinculado a los intercambios afectivos, pero no con el conocimiento. Su deseo se centra en la necesidad de que se lo mire, necesita confirmar “que existe”, a diferencia de la equivocada estrategia de la maestra que sin saber su historia (y aún conociéndola posteriormente) lo dejaba en un punto de angustia transformándolo en un fantasma (como lo era el padre en su psiquismo) desatando en el niño la furia necesaria para que todos “puedan sentir y ver que él estaba vivo”, llegando a la pérdida de control de las situaciones en las que podía salir incluso lastimado. Lo paradójico y doloroso para el niño y lo invisible para los adultos, es que él buscaba una mirada, pero no la sancionadora, que es la que normalmente encontraba, sino alguien que pueda restituirlo en su narcisismo, quería y necesitaba alguien que le posibilite ser otro, diferente y mejor. El desencanto por el mundo era bastante grande, desde ahí utilizaba una serie de mecanismos en lo cotidiano a través de los cuales parecía ir de “sobrado” por la vida, un ejemplo claro es su reacción con el Bender. Ante la dificultad que para él entrañaba la exigencia de coordinación viso-motora de la consigna, realizó una rápida ejecución, acotando:
…“sé que no se parecen a las tuyas… pero no me importa” (desmentida de la castración). Quizás no había lugar a más heridas narcisistas.
Todo este despliegue ocultaba el dolor, la frustración de no poder enfrentar no saber, aunque aquí hay un cierto re-conocimiento: “sé que no se parecen a las tuyas”. Es decir, que se estaba en el plano de un saber no develado, un saber sabido pero ocultado, silenciado, el “no poder” no sólo estaba vinculado al dibujo de las figuras. Sin querer, de lo que Iñaki hablaba era de otras escenas y no solo del dibujo. El “no saber” y “no poder” era la constante de su vida, o el tener un saber que debía seguir en el ámbito de “lo no sabido”. Al decir de Borges: “contra la sombra que no puedo nombrar, contra la sombra que no debo nombrar”.
Su vida era como sus juegos, una conjunto de piezas que no sabía armar, acomodar o una enorme cantidad de figuras que cortaba con tijeras, figuras que no encajaban unas con otras y que ni siquiera sabía cuán importante era para él que encajasen. Estaba ante la repetición, la insistencia de lo no resuelto, en un constante y fallido intento de elaboración. Las figuras y las piezas desparramadas no dejaban de ser un claro reflejo del estado de su psiquismo y del conocimiento de su historia.
Janín (2005) plantea que en algunos casos se da una retracción al mundo fantasmático, en Iñaki también lo podíamos observar. Ante el displacer que le generaban los vínculos con los compañeros, las maestras, etc. estructuraba una defensa que lo llevaba a pensar en otras cosas en horas de clase:
… “Su mirada es muy extraña y parece estar en otro mundo, eso de la sangre, los puñales… ¿será psicótico?”… planteaba la tutora. El niño, en algunos momentos de la clase se imaginaba jugando en un parque, (entre muchos otros contenidos que seguramente lo invadían) estaba bastante lejos de poder atender a la transmisión de contenidos académicos. Había una imposibilidad por parte de la docente de ver la diferencia que existe entre la creación de una realidad paralela y la necesidad de pensar, en algunas ocasiones, escenas agradables como única defensa ante la angustia.
Desde la institución había una fuerte presión hacia la familia para que sea medicado por hiperactividad.
“La Hiperactividad solo puede tomarse como síntoma cuando es un exceso de movimiento desorganizado, sin rumbo, considerándolo una señal, un indicio de conflictivas que, muchas veces, no son evidentes, sino que debemos develar”. (Janín 2005, 75)
En el caso de Iñaki aparece el movimiento pero no como descarga sin sentido o sin rumbo. Era un movimiento como defensa, una expresión de ese mundo interno de contenidos angustiantes y una respuesta a un mundo externo adverso. Todos sus movimientos tenían su sentido pero estaba preso de la angustia.
“El movimiento es el intento desesperado de sostener la vida frente a la fuerza de una compulsión a la repetición mortífera en la que el niño ha incorporado un deseo de no ser”. (Janín 2005, 83).
Paradójicamente, el movimiento posibilitaba que la madre se halle sostenida en todo momento, Iñaki era el representante de lo desestimado, lo siniestro, llenando con su desatención a nivel académico y su marcado movimiento los agujeros representacionales de los otros, aquello de lo que no podían hacerse cargo los adultos.
Un “contenido manifiesto” ruido, movimientos, malas notas, pegar a niños, que obturaba un “contenido latente” difícil de enfrentar.
Pedirle quietud o el mensaje de la maestra “Iñaki no existe”, era llevarlo al lugar del muerto, situaciones que desencadenaban los ataques de furia, manifestando así, un intento de mostrar que existía, respuesta escandalosa a los deseos aniquiladores del entorno.
Iñaki comprendía que había cosas que hacía y que no estaban correctas. Los conflictos con la norma se presentaban antes del fallecimiento de su padre y se agravan posteriormente a éste. Pérdida de una figura significativa en la entrada al Edipo, quedando “más pegado aún a la madre”.
Se sentía con todo el derecho del mundo a expresar la rabia por todo aquello que le pasaba en sus cortos e intensos 8 años de vida.
4. PLANTEOS PARA LA DIRECCIÓN DEL TRATAMIENTO
Siguiendo los aportes de Palacio y Dufour (2003) se observa en el niño:
- Fluctuaciones del funcionamiento mental (inestabilidad afectiva y física).
- Oscilación en la expresión de los afectos: impulsividad, agresividad, rabia, arrogancia.
- Alteraciones del humor que originan un funcionamiento psíquico fluctuante.
- Dificultad en la atención especialmente la necesaria para la escolarización.
- Potencial de inteligencia normal pero dificultad en la utilización.
- Alteraciones del pensamiento.
- Irrupción de proceso primario con fantasías arcaicas en un intento de escapar de la angustia.
- Predominio de fantasías agresivas de corte catastrófico.
- Ansiedades de tipo depresivo que inundaban el proceso de pensamiento y simbolización.
- Utilización en algunos momentos de mecanismo de defensa de tipo psicótico (proyección, identificación con el agresor). Pero también presencia de mecanismos de defensa de corte neurótico (simbolización-desplazamiento).
- Dificultades relacionales. ◊ Discontinuidad en la representación de sí mismo. ◊ Pesadillas. ◊ Super yo arcáico.
Iñaki presentaba una serie de problemáticas vinculadas a un déficit en la estructuración subjetiva, sus producciones evidenciaban la existencia de un psiquismo desestructurado. No había camino a la consolidación de un yo sólido sino una marcada tendencia a la impulsividad y dificultades a nivel de superyó, sabía de la existencia de las normas, las entendía, pero no las respetaba. Si bien es cierto, que existía en el niño tejido psíquico era necesario trabajar la modulación del mismo, para la expresión de una subjetividad más sana y menos angustiante. Existía la necesidad de un armado representacional que posibilite la tramitación de las excitaciones de un modo menos desorganizador.
Áreas necesarias a trabajar:
- Recoger su sufrimiento.
- Sostener un lugar para que pueda pensar-se. Creación de un espacio que frene y ligue lo pulsional vía el pensamiento.
- Elaboración del duelo y las culpas. Necesidad de restituir la figura de un Padre como Padre simbólico y no como fantasma aterrante, lo que podría permitir a su vez, la entrada de un modo menos culpógeno, más efectivo y solvente del “nuevo padre”. En tanto figura masculina podría poner límite incluso del cuerpo mismo de la madre.
- La instauración de una legalidad con contenidos, explicaciones, (sin verdades a medias o incoherencias) que le regule su psiquismo y posibilite un lazo social.
5. EVOLUCIÓN DE LAS HORAS DE JUEGO
5.1 “Tumbas de la gloria”
… “Tu amor cambió mi vida como un rayo para siempre para lo que fue y será”…
… “algo de vos llega hasta mí, cae la lluvia sobre París pero me escapé hacia otra ciudad
y no sirvió de nada porque todo el tiempo estabas dando vueltas
y más vueltas que pegué en la vida para tratar de reaccionar”…
… “Algo de vos llega hasta mí, cuando era pibe tuve un jardín
pero me escapé hacia otra ciudad
y no sirvió de nada porque todo el tiempo estaba yo en un mismo lugar
y bajo una misma piel y en la misma ceremonia.
Yo te pido un favor que no me dejes caer
En las tumbas de la gloria”…
Fito Páez. (Canta-autor argentino)
Durante los meses iniciales del tratamiento, las horas de juego estuvieron presididas por la tumba de plastilina que hizo en las primeras entrevistas, evidentemente había “un muerto que gozaba de buena salud”.
Las temáticas eran repetitivas, él era el conductor de algún coche que trasladaba gente, se trataba de un conductor imprudente. Decía Iñaki:
… “este es un conductor asesino”…
Sobrevenían accidentes y ante la cantidad de heridos, él era el médico que llegaba en la ambulancia, hacía todos los despliegues para salvar a la gente (muñecos de plastilina). Tomó diferentes elementos del consultorio para armar su caja médica en la que colocó por iniciativa propia:
- “Inyecciones de nefrina”.
- “Fiblilador, para revivir cuando se para el corazón”.
- “Una caja para la televisión en la que se ve cómo anda el corazón” (pero las frecuencias cardíacas había que dibujarlas en una hoja según sus indicaciones).
- “Anestesia”. ◊ “Calmantes”. ◊ “Sangre para transfusiones”.
Ante el despliegue de vocabulario (se puede observar que hay una extraordinaria capacidad de atención pero vinculada a ciertos contenidos) y la certeza de sus acciones médicas, surge el interrogante ¿de dónde provenía ese saber y esa solvencia en los “protocolos de intervención” que hacía en los juegos? Tanto él como la familia comentaron que en casa se veía las series televisivas Urgencias, Hospital Central y que además se habían constituido en las series favoritas del niño.
En la hora de juego atendía a los enfermos con rapidez en escenarios que el describía como sangrientos, había venas que se cortaban y sangraban (como la de su padre), muchos eran los intentos… pero nunca podía salvar a nadie, siempre morían todos.
Contratransferencialmente surgía muchas veces la desesperación, ¿nunca “podríamos salvar a nadie”?. Más allá de prestarle con mi fantasía otras alternativas no había modificaciones en los finales.
VER IMÁGENES EN EL PDF
Él indicaba para que dibuje los electrocardiogramas, picos cuando recuperaban el pulso los heridos y línea recta cuando se detenía. Durante muchas sesiones finalizaba diciendo “hora de la muerte…”
Su cara no era de abatimiento ante tanto esfuerzo sin éxito. Inmediatamente seguía el sepelio:
… “yo soy el muerto… ahora soy Iñaki… hay mucha gente en el cementerio y tú tienes que hablar bien de mi”… Le devolví que no hacía falta que muera para hablar bien de él, que ahora mismo podía decir muchas cosas buenas a lo que él comenta:
… “¿y se lo puedes contar también a los de la escuela?, ¿puedes decirle a mi maestra que no diga eso de que no existo?”.
Sus horas de juego eran un intento de elaboración de la imprevista muerte de su padre. Le faltaban trozos de la historia, le habían ocultado cosas pensando en que evitaban su sufrimiento, pero aquello que no se sabe y que genera dudas, se llena con la imaginación.
Era importante devolverle al niño un padre que vivió y que tenía deseos de vivir y no un recuerdo coagulado de un cadáver mutilado y sangrando. Comenzamos a hablar de su padre, qué sabía de él, qué recuerdos tenía, etc. no recordaba casi nada. Sesiones después comenta que los médicos fueron los que mataron a su padre y que ahora irán a la cárcel. El tema del padre se comenzaba a hablar en casa, pero vinculado a un juicio de mala praxis que les habían puesto a los médicos y que la familia perdió en primera instancia. El juego del niño, por ese entonces, era de los conductores asesinos, de los médicos imposibilitados o incapaces de salvar la vida de los heridos.
¿Cuánto de esto tendría que ver con la fantasía de haber matado a su padre, de no haberlo podido salvar desde ningún lugar con su llegada al mundo? ¿Qué papel jugaba lo vinculado a la escena primaria al ser pasado a la cama matrimonial, la salida del padre y su posterior muerte real?
Él se identificaba con el muerto. Parecía que Iñaki, con sus pocos años de vida, había captado ya una peculiar característica de nuestra sociedad, hagan lo que hagan en vida… siempre se habla bien de los muertos ¿por miedo a que regresen y se venguen?… o ¿quizás era la única forma de sentir que alguien finalmente hablaría bien de él?
Iñaki tenía muchas preguntas en su cabeza pero sus construcciones imaginarias a las mismas lo dejaban en una encrucijada, en un punto de angustia permanente expresado en la repetición.
Un día llega a sesión muy enfadado con su madre, comenta que le había mentido:
…“ella me dice que no fuma, pero estando los dos en casa, desde su ventana, que está al lado de la mía, salía humo y la vi fumar”… Le devuelvo que quizás, él está preocupado porque si en eso tan pequeño siente que le mintió, quizás en otras cosas más importantes también pudo hacerlo:
… “y claro… también está la mentira del ratón… la de los reyes… a mí siempre me mienten… ¿Entonces como sé yo que mi aita está en el cielo?, ¿cómo sé si es verdad que no sufre y está bien y con los angelitos que lo levantaron de la camilla?”. Ese día había pegado a varios niños en la escuela y había hecho unos despliegues en el comedor escolar que nadie pudo contener, él mismo lo contó en sesión situación que no era habitual, pues temía que yo lo deje de querer. Esto posibilitó que de alguna manera trabajemos el tema de la Ley y como él, desde el dolor se descargaba como podía. Hablamos sobre su tristeza y enojo pero que por sentirse así no debía golpear a los demás niños, pues ellos no tenían la culpa de las cosas tristes que a él le habían pasado.
El niño comenzaba a plantearse la necesidad de un discurso de verdad y no la ambivalencia o la palabra vacía que le generaba alienación, angustia, caos y confusión. Era necesario re-crear una verdad histórica. Ante tanto dolor, vacío y muerte era difícil que el niño pueda aferrarse al deseo de la vida.
Como trabajo terapéutico se imponía intentar elaborar un nuevo saber, teníamos que juntar las piezas inconexas de su juego-vida, encajar los elementos que tenía dispersos.
Estábamos ante una situación marcada por el exceso de excitación imposible de metabolizar y esto siempre tiene es traumático:
- exceso de ambivalencias.
- exceso de presencia de la madre.
- exceso de teorías que sustituían una explicación genuina.
- exceso de “ausencias” de palabras.
Para un buen vínculo, y un “buen estar en el mundo” no puede haber tanto exceso ya que no da paso a la metabolización. Como ejemplo de ésta situación la siguiente sesión: un día, en su hora de juego, el coche de repente se trasformó en un helicóptero, que se podía caer en algún momento… se trataba de un nuevo vehículo que iba por el cielo (donde estaba su aita), le faltaba combustible razón por la que tomó la tumba de plastilina de su padre y la transformó:
… “es un tanque manguera combustible, que cuando carga todo se cae sola”… Ese día no hubo tantos accidentes como otras veces, pero dijo finalmente:
… “yo soy el conductor… soy cacamierda… y al final nos caemos y muero”… En ese momento solo pude preguntarle:
P-… “¿Por qué será que nunca sobrevive nadie, ni en la tierra, ni en el cielo? Y este chaval… se sentirá cacamierda porque le dijeron que lo encontraron en la basura?”
Mientras hacía las maniobras de resucitaciones exageradas, diciendo:
I- … “fue imposible…no se pudo hacer más…”.
¿Cómo hacer para que sienta una imagen más restituida que la de ser cacamierda?, ¿Cómo hacer para que apueste a la vida? Ni en la tierra, ni en el cielo, ni vivo ni muerto, al modo de Hamlet estaba ante un fantasma que lo enloquecía ¿clamando justicia?
¿Expresaba la variación en el juego sus ganas de volar en la vida, pero su dificultad para hacerlo ante la culpa?.
Comencé a trabajar algunas sesiones de manera paralela con la madre, dejando claro que ese era un espacio para y por el niño y no una terapia para ella. Este espacio fue pensado al ver que ella no se encontraba en condiciones de responder las cuestiones que el niño le planteaba, se angustiaba mucho y reconocía que como la movilizaba, a veces era más fácil decirle cosas que no eran tan ciertas. Pudo hacer un despliegue de fantasías que la atemorizaban sobre una posible esquizofrenia de Iñaki, lo que la llevó a hablar de la madre y su propio hermano quien efectivamente estaba diagnosticado con esa enfermedad y se negaba a ser tratado, lo que generaba ciertos cuadros muy angustiantes a nivel familiar. Describe una madre buena, pero caracterizada por el doble mensaje y por estar encima del hermano. El poner en palabras estos contenidos la ayudó a visualizar sobre los dobles mensajes que ella emitía, alienantes (a pesar de las buenas intenciones o sus imposibilidades y miedos) observando igualmente, la función que cumplía el “ruido” que hacía el niño, en tanto generaba que ella tuviera la mirada encima de él permanentemente desplazando sus propios fantasmas personales (sin saber que estaba proyectándolos en su niño). Era una mirada sancionadora, asustada, defraudada, carente de ilusión anticipatoria alguna:
… “Diga lo que diga no le creo, siempre es él”…
Por ese entonces la madre desarrolló un cuadro de vértigos. A pesar de las recomendaciones, no pudo concretar un espacio terapéutico propio, donde elaborar aspectos muy difíciles de su vida personal que eran proyectados al niño. Semanas después, vía una llamada telefónica, comenta la madre que hasta que ella no tuviera trabajo el niño no podía volver. No dio oportunidad a un último encuentro ni con Iñaki, ni con ella.
Los primeros intentos de volar del niño se cortaban de raíz. Entonces: ¿Qué decir y hasta dónde en las sesiones con los padres?, ¿Hasta dónde intervenir en esta delicada situación?, algo se comenzaba a mover de lugar y ella se tambaleaba, ¿Qué pasaría con esta madre si el niño elabora su sintomatología, se mueve de lugar y deja de ser el representante de lo desmentido?. Esto es un factor-obstáculo con el que debemos contar en psicoterapia infantil.
Según se planteaba al principio, el niño con su sintomatología ocupa un lugar en un mito familiar: ¿qué pasa cuando va saliendo del mismo? las resistencias en éstos abordajes terapéuticos, no son sólo del niño, sino también de aquellos de los que él depende por momento evolutivo.
Dos meses después establece un nuevo contacto telefónico para que el niño retome el espacio. Tenemos una sesión en donde le comento que quizás el proceso del niño estaba movilizándola mucho y que no pudo sostenerlo, recojo su dificultad y a la vez le devuelvo que era muy positiva la vuelta, que eso hablaba de cambios internos en ella que favorecerían al niño.
El niño retoma las sesiones con actitud positiva.
5.2 Un bonito lapsus
El niño llega a sesión y toma el avión de su caja.
I-… “Hoy seré Jack”… le pregunto quién es Jack
“es el de Sobrevivientes… de la tele… ese avión que se cae en una isla que pasan cosas raras”… Resultó ser una serie de TV sobre un avión que cae en una isla, pero Iñaki tuvo un lapsus interesante ya que la serie se llama “Perdidos” y no “Sobrevivientes”.
¿Tal vez comenzaba a encontrar salidas, dejaba de estar Perdido y comenzaba a ser un Sobreviviente de su propia historia?
El personaje principal era Jack, un médico que trasladaba en el avión el cadáver de su padre. Ambos tenían una mala relación, su padre era cirujano, pero por problemas con la bebida comete una negligencia y es el propio Jack quien lo denuncia, siendo esto el final de la carrera del padre, luego éste se traslada a Australia lugar en el que muere. Debido al accidente no puede velarlo y enterrarlo, el féretro está ahí, sin posibilidad de concretar el ritual que tanto ayuda a la elaboración. Existen varios personajes, pero nadie confía en nadie, hay misterios, desaparecen cosas, hay quienes vienen a llevarse a los niños, hay una ausencia de leyes claras, aparece gente que se daba por muerta, entre eso Jack suele ver la figura de su padre. Después de averiguar por mi cuenta esta historia que él no pudo explicarme, juega a ser nuevamente Jack, entonces le comento:
P- … “Tú y Jack teneis historias parecidas”…
I- (se ríe)
P- … “Jack no tiene aita”…
I- … “Sí… no tenemos aita… pero él le hizo algo al padre… algo… no sé”…
Sorprendía el manejo de la historia, por lo que me habían comentado era bastante compleja, cosa que constato al ver algunos capítulos.
P- … “se les murió su aita, están tristes por eso, Jack se sentía mal… pensaba en algo que le hizo a su padre… ¿quizás tú también sientes que has hecho algo o has sentido algo que hizo daño a tu papá?”…
I- … “Jack es malo”….
P- … “tú a veces te portas mal y eso te hace sentir malo… lo haces porque te sientes mal, te sientes triste, no eres malo… te pasan cosas que te hacen sentir mal y no sabes qué hacer con ellas.”…
Un tiempo estuvimos trabajando sobre este tema que le posibilitó el plantear la fantasía de que su aita quizás se siente mal si él quiere a otro aita, y se va de viaje o a jugar o de campamento. Sentía una enorme culpa por disfrutar de las nuevas cosas que la vida le iba aportando.
Había que re-significar espacios de la vida cotidiana, recordando al padre vivo que también hubiera querido que él viva.
Unas sesiones después llega identificado con un nuevo personaje televisivo:
I- … «Hoy soy House… que se lleva mal con la gente por el mal humor… se ríe a carcajadas tirado en el suelo… a tí que te parece… ¿tengo mal humor como House?»
P- … “¿Qué piensas tú… eres malhumorado?”.
I- …. “Bueno”…
P- … “a mí lo que me preocupa de House es que la gente se le aparta por su mal humor… y está solo muchas veces… cuando le encantaría estar con amigos”… Tenía dificultades con los amigos, no tenía cuadrilla, a veces lo invitaban los compañeros de la escuela a los cumpleaños pero la madre no lo llevaba porque las otras madres no le caían del todo bien. Esto remite a la escena de la HJD de la muñeca que tenía a su bebé atado a un cordón oculto.
5.3 Superviviente: después del sufrimiento… la apuesta por la vida.
Por esa época se festejaba Haloween, muere un tío del niño, con lo cual resurge el tema de la muerte fundamentalmente la de su padre y en una de las sesiones trae una foto para que lo vea (padre vivo), comentando que tenían que ir luego al “abogado que los defiende de los médicos”. En la foto está su padre sonriente con él en brazos. Le devuelvo lo de la sonrisa y lo contento que estaba, me importaba rescatar lo vivo de la figura por lo que le sugiero que mire otras fotos y las traiga, así puedo seguir viendo cosas que han hecho con su padre. A la sesión siguiente trae una revista de Eroski en la que había un artículo sobre trasplantes de órganos.
VER IMÁGENES EN EL PDF
Si bien en los juegos él seguía siendo Cacamierda y había accidentes, ahora nadie moría porque los trasplantes que hacía eran exitosos, mostró un cambio en los desenlaces.
Se observa menos impulsividad en los juegos (en comparación a como había llegado), aunque una repetición de aspectos que aún no estaban elaborados. Pero ahora los pacientes sobrevivían.
VER IMÁGENES EN EL PDF
Comentó que le quería hacer preguntas a la madre, pero que ella está hace un tiempo con dolor de garganta, las preguntas eran sobre su padre y no se animaba porque quizás su madre se pondría peor. Parecía sentirse que era generador de malos momentos en su intento de “sanar” (fantasías de omnipotencia destructivas).
Las fotos que fue aportando eran como los papeles que cortaba, muchas y desorganizadas. En un intento de metabolización del material y viendo las dificultades y limitaciones personales de la madre, ya no solo de sostener al niño en este proceso en un momento tan importante, sino también a ella misma, es que les sugiero trabajar con los dos juntos durante un tiempo. El objetivo era recogerlos y contenerlos a los dos en un espacio que sea vehiculizador de un discurso de verdad. De este espacio de charlas con anécdotas de la historia de la familia y de un padre que vivió e hizo muchas cosas buenas y malas, de los enojos de ambos, los dolores de garganta, los vértigos maternos y sobre todo de la cantidad de fotos apiladas compulsivamente, salió la idea de hacer el diario de la “LA VIDA DE IÑAKI”.
Actividad en la que también participó la madre en la mayoría de las sesiones. Fueron organizando el material con las fotos como disparadores de anécdotas históricas de la “vida de la familia”. Iñaki propuso luego que su madre se tenía que llevar hojas a casa, pensar cosas buenas de él y hacer como un cuento, actividad a la que la madre accede, generando una gran alegría en el niño.
Tiempo después es Iñaki quien plantea que la terapia le quitaba tiempo para jugar en el parque y hacer otras cosas, que tenía cumpleaños y tenía que salir antes.
Pedía su espacio, y que no sea ahora la terapeuta quien “le ate”, razón por la cual pusimos fecha para finalizar el tratamiento con la llegada de las vacaciones. Tenía un mes y medio para trabajar la despedida.
Por expreso pedido de él “acomodamos su caja”.
I- … “mira ésto… vamos a hacer una limpieza”… Su caja tenía material de diferentes momentos del proceso, estaba muy desorganizada. Poco a poco fue sacando todo y eso dio pie para que retomáramos los diferentes momentos que él había pasado. Me pidió la plastilina, accedí a su pedido. En la última sesión terminamos con la caja, la cerró con celo, me obsequió una figura de cerámica de un Hada sentada sobre una bola de cristal y se despidió pidiéndome mi número de teléfono.
El espacio siguió durante unos meses, destinado a los padres, trabajando cuestiones que le generaban ansiedad en relación con el niño.
CONCLUSIONES
El proceso terapéutico presentado ha sido muy “intenso”, por la forma que este niño tenía de estar situado frente a la vida, mucho ruido y movimiento que encubrían un enorme sufrimiento “invisible para todos los que le rodeaban”, aturdiendo en muchas ocasiones incluso a la propia terapeuta.
Se planteaban diversas cuestiones: Qué hacer con un niño que expresaba el sufrimiento de una manera enmascarada desde lo desafiante, una familia ambivalente, con una situación complicada, dificultades de abordar su propia historia, los silencios, las verdades a medias, un entorno escolar rechazante y estigmatizante que la familia, desde lo no resuelto, proyectaba y avalaba de manera inconsciente.
¿Cómo trabajar ante los efectos de las situaciones traumáticas (en tanto impacto sin posibilidad de metabolizar en tiempo y forma) que afectan al psiquismo y una subjetividad en estructuración, atando al niño a la repetición de lo tanático?
Desde el espacio terapéutico se trató de posibilitar un sitio de escucha para que el niño pueda elaborar un saber (juntar sus propias piezas), hacer-se preguntas y expresar sus teorías (fantasías) para re-construir una verdad. En la vida de Iñaki estábamos ante dos situaciones:
- Un acontecimiento real “externo” como lo es la muerte de su padre, a la edad de cuatro años, con todo lo que implica la figura paterna en la entrada de la etapa edípica.
- El efecto que esto generó en tanto re-significación de toda una historia anterior y los elementos nuevos que creó la pérdida en su psiquismo a nivel de fantasías.
“Las fantasías sirven tanto para la descarga como para defender al sujeto de lo que ha oído o vivido prematuramente, para protegerlo de algo que no pudo comprender en el momento que lo impactó desde el mundo exterior y que cuando con posterioridad lo impacta desde el mundo interior, siente que es demasiado tarde para producir una respuesta que sea adecuada para la descarga de cantidad” (Schoffer, 2007).
Cuando se apunta a re-construir una verdad en el proceso terapéutico, no se habla de una verdad histórica de acontecimientos objetivos vividos, sino de la particular manera en que el sujeto registró y vivió ese momento, es decir, que es una verdad vivencial y subjetiva que está mediatizada por el fantasma edípico, generando así una realidad psíquica particular.
Es por mediación del padre y/o de la Función Paterna que se instaura la primera influencia ética que coincide con las dos prohibiciones fundamentales del Complejo de Edipo:
- No matarás a tu padre.
- No te acostarás con tu madre.
Las situaciones que vivió Iñaki, posibilitaron que quede atrapado en este camino, coartando su sana evolución, retornando o manifestándose vía los síntomas, ante la inexistencia de elementos simbólicos sólidos y apaciguadores para tramitar lo traumático.
En este caso había que trabajar sobre la Función Paterna. El Psicoanálisis plantea al Padre como creación, como artificio, como lugar encarnado por alguien o algo (ficción), cuya función es ordenar. La existencia de ésta función bien instaurada, posibilita la estabilización del psiquismo. El niño abandona por preservación narcisista el amor a su objeto primordial y se identifica con el padre (era importante: que no sea un padre muerto, menos culpas, elaboración de duelos, restituir un padre vivo, disfrutar del nuevo padre).
La renuncia a los deseos incestuosos se constituye por temor al castigo pero también por temor a perder el amor y la protección del padre. La función de la norma es como límite, pero también como protección. Este funcionamiento pone coto y corte al “par” que forman madre e hijo, estructura el psiquismo, vía la prohibición del incesto, que cierra las puertas naturalmente buscadas.
En el caso de Iñaki, no se trataba de agregar palabras, afectos o impresiones, sino de facilitar la metabolización y re-significación de lo ya existente. Lo no hablado, se transformó en fantasmas, en intentos fallidos de explicaciones encausados vía la repetición que expresaba el dolor interno y el vacío que este niño presentaba. No cualquier palabra es la que apacigua o posibilita, sino la palabra verdadera, la que tiene lugar en el mito familiar (Mannoní, 1987). La palabra vacía es alienante, genera ambivalencia, confusión, es lo que condujo a Iñaki a expresarse como único camino a través de la enfermedad.
P. Aulagnier (1986) habla de la “re-construcción de la verdad familiar”. Cuenta cómo en el espacio terapéutico, atravesado por la relación transferencial, se juega una nueva versión de lo sucedido, que no es la que cuentan los padres, ni la que el niño trae, ni la que el terapeuta intenta articular, sino de una cuarta versión acerca de sí mismo y de la realidad que construye el paciente junto con el terapeuta.
A Iñaki durante mucho tiempo no le sirvieron los finales ofrecidos (a veces insistentemente) por la terapeuta, se trataba de esperar a que él pudiera construir uno propio y en el momento en que su psiquismo lo permitiera. Así, bajo la escucha y la espera de sus tiempos internos de elaboración, se pudo abrir paso a nuevos lugares, a una re-significación de su nacimiento y de su ser en el mundo, un pasaje de la autodestrucción del odio y la pérdida, a poder vivir nuevas escenas en relación con la vida.
EPÍLOGO
… “En un principio fue el mito”… Durante la prehistoria el hombre se encontraba impotente ante la grandeza del universo, no podía comprender el mundo ni interpretar los fenómenos naturales con la fuerza de la razón. Surgió una necesidad vital de dar respuestas a las preguntas, de dar forma a las fuerzas invisibles que le producían sorpresa, duda e incluso miedo.
“La experiencia mítica, ese momento de plenitud en el que no hay otro, porque no hay un Yo, es un instante de no diferenciación entre el Yo y el Tú, que se caracteriza por la estrecha unión entre el hombre y la naturaleza, no diferenciando entre el deseo y la necesidad” (Shoffer, 1996-193).
El advenimiento de la conciencia se caracteriza por una situación en que el hombre descubre al mundo como otro, es decir, se descubre como otro, perdiéndose esa armonía y encaje perfecto. Esta experiencia, es la experiencia de la subjetividad en tanto el hombre contacta con la idea de ser “en falta” y el “no todo” como la condición humana.
En las experiencias míticas se reflejan las tragedias humanas, en donde, más allá de lo que hagan sus personajes, los desenlaces están regidos por los dioses, quienes siempre determinan los lugares que tendrán… los finales… son el “todo poder”, la imposibilidad de cambiar el propio destino. Las “tragedias” reflejadas en los mitos, aunque ficciones, construcciones, nos sirven en tanto se unen a escenas inconscientes.
En el “drama”, a diferencia de la tragedia, más allá del sufrimiento de los personajes hay posibilidad de participación en sus propios destinos. Desde esta óptica, se podría decir, que un proceso terapéutico tiene que ver con la salida de posiciones míticas, con un pasaje de la des-ilusión de un destino vinculado irremediablemente a “otros”, a las huellas que le anteceden a nivel biográfico, para posibilitar al sujeto, vía la elaboración de su historia, el responsabilizarse de la misma y poder así construir otras alternativas, otros caminos…
El drama está vinculado a la elaboración de lo edípico como posibilidad de estructuración psíquica, acceso al mundo simbólico y a un lazo social gratificante.
Bibliografía
- Aulagnier, P. (1986) El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Amorrortu. Buenos Aires.
- Bortoli, L., y E. Estrada (2006) Situación traumática en un abordaje diagnóstico y de estrategia psicoterapéutica. Revista de psicopatología y salud mental del niño y el adolescente. No 8. (73-77).
- Freud, S. (1989) Obras Completas. Biblioteca Nueva. Madrid.
- Janín, B., Frizzera, O., Heuser, C., Rojas, C. Tallis, J., Untoiglich, G. (2005). Niños desatentos e hiperactivos. Noveduc. Buenos Aires.
- Mannoní, M. (2004) El niño su “enfermedad” y los otros. Nueva Visión. Buenos Aires.
- Manzano, J, Palacio, F y Zilkha, N. (1999). Los escenarios narcisistas de la parentalidad. ALTXA. Bilbao.
- Palacio, F., Dufour, R. (2003). Diagnóstico estructural en el niño. Herder. España.
- Schoffer, D. (1996). Trauma y fantasía en el origen de la cultura. Revista de Psicoanálisis de Asociación Psicoanalítica de Madrid. No extra (191-205).
- Schoffer, D. (2002) La temporalidad en psicoanálisis. Revista de Psicoanálisis de Asocociación Psicoanalítica de Madrid. No 37 (87-113).
- Servi, K. (2002). Mitología Griega. Ekdotike Athenon. Atenas.