Amor, odio: creatividad. A propósito de la obra de M. Rodoreda
Joaquín Poch y A. Donato,
Psicoanalistas.
Comunicación presentada en “VIII Jornadas de Psicoanálisis en la Universidad de Lleida, Facultad de Medicina”, celebradas en Lleida el 31 de marzo y 1 de abril de 2000.
En este artículo sólo se pretende ilustrar algunos conceptos metapsicológicos (como son las pulsiones de vida y muerte y su relación con la creatividad) ya descritos por Freud, Klein y muchos otros autores. En su elaboración hemos pretendido que el lector pueda planteárselos de una manera novedosa y esperamos que estimulante.
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
Ilustración 1: Esta composición nos muestra un grupo de personas creativas. Posiblemente aman, tienen una familia, hijos…
Ilustración 2: Este es el resultado de su creatividad en ese otro lado del mundo.
Se puede argumentar que la defensa…, el ataque…, el salvar la propia vida son justificantes, eximentes, etc. Ciertamente existe una agresividad, una violencia al servicio de la existencia. La guerra puede contemplarse como una defensa ante la agresión de los otros. Explica Alberoni (1998) en su libro Abbiate coragio (Coratge) que en el poema del Mahabbarata el príncipe Arjuna, viendo los ejércitos enemigos alineados en el momento de iniciarse una guerra casi fratricida, piensa en todos los que morirán amigos y parientes. Lleno de horror deja caer su arco y decide no combatir. Entonces se le aparece el dios Krishna y lo empuja a lanzarse a la lucha. La naturaleza es violenta. El odio al enemigo, la envidia por sus posesiones, la rivalidad asesina ha conducido a las creaciones bélicas más terriblemente hermosas. La violencia y la aniquilación de una cultura han dado paso a ricas creaciones de la cultura vencedora.
2. LOS DOS PRINCIPIOS ANTAGÓNICOS
Ilustración 3: Pintura medieval
En las diferentes culturas y civilizaciones han coexistido los dioses del amor y de la destrucción. El dios de la maldad y del amor, el dios de la destrucción y el de la paz. Quizás el mazdeismo expresa muy claramente esta dualidad. Fue una religión propagada en la Persia antigua por Zaratustra, presentaba dos deidades Ormuz, el dios supremo, la sabiduría y la bondad. De su pensamiento salió accidentalmente el principio del mal, Ahrimán, habitaba en las tinieblas y acaudillaba el ejército de los monstruos y de los demonios formaba así el dualismo característico de dicha religión. Ormuz, vencería al final.
La creatividad generada por ambos principios siempre ha sido espectacular, es innegable la genialidad de los que se dedicaban a cultivar el “arte” de la guerra, de los estrategas de las batallas, de las máquinas inventadas a este propósito: catapultas, cañones, tanques. Podemos decir algo semejante de los planes estratégicos de los asesinos en serie, como Aníbal Lechter guiados por el dios del odio y la locura.
Bion nos habla de los tipos de vínculos, L.H.K. Que estarían explicándonos en un nivel más profundo estos tipos de actividades mentales (Bion, 1963).
3. EL PSICOANÁLISIS Y LOS DOS PRINCIPIOS
Ilustración 4: Portada de “Más allá del principio del Placer” (traducción catalana de P. Folch).
Freud en “Más allá del principio del placer” (Freud, 1920) propone una dualidad pulsional en el ser humano: Eros (1) y Thanatos (2) posiblemente estos son los nombres que él encuentra a esos dioses a los que me venía refiriendo. Pero ahora ya no son entes externos a la persona, constituyen la base de su ser más íntimo, son las energías pulsionales de lo que en la segunda tópica denomina como Ello. Son el fluido biopsicológico que alimenta nuestra mente como humanos. Veamos como lo plantea Freud:
“La oposición entre pulsiones sexuales se transforma en una oposición entre pulsiones del Yo y pulsiones objetales, las unas y las otras de naturaleza libidinal. Pero en lugar de ésta ha aparecido una nueva oposición entre pulsiones libidinales (yoicas y objetales) y otras que se establecen en el Yo y que quizás se puedan caracterizar como pulsiones destructivas. La especulación transforma esta oposición en una oposición entre pulsiones de vida, Eros y pulsiones de muerte” (3)
4. AMOR, ODIO: CREACIÓN
Nuestra hipótesis de trabajo aquí, hoy, es que la destructividad, el odio, también son creativos, en el sentido de ser capaces de engendrar obras de alta complejidad y riqueza aunque puedan resultar espeluznantes. Sabemos que estamos usando el término en un sentido muy amplio y que generalmente sólo se usa para referirse a obras inspiradas en las pulsiones amorosas, como forma de reparación en el sentido Kleiniano, o de sublimación en la visión freudiana.
Creemos que el odio puede detectarse como motor de determinadas creaciones y en no pocas obras de arte. A menudo aquello que ha impulsado al artista han sido sus sentimientos de odio y destructivos. Imposible no encontrar rasgos amorosos en la obra más funesta. Posiblemente el Dr. Frankenstein, tenía sus impulsos amorosos al crear al monstruo. Supongo que la ambivalencia también debe de estar presente en todos los casos.
Ilustración 5: El Dr. Frankenstein junto a su criatura.
Sólo necesitamos de una premisa para seguir con el desarrollo de estas reflexiones: la existencia de la actividad simbólica para que no todo se resuma en una pura actividad enloquecida o tan inmediata a la actuación que evite la creación. Los asesinatos pasionales impulsivos no entrarían para nuestro modo de entender dentro de una actividad creativa. El asesinato de un esquizofrénico ante la amenaza paranoica es una pura actuación donde la actividad simbólica parece inexistente.
Ilustración 6: Visión humorística de un arrebato psicótico asesino.
Quisiéramos mostrar algunas actividades creativas, devaluadas o no, que pueden tener que ver con una actividad artística. Es incuestionable que en ellas la creatividad ha jugado un papel importante:
Ilustración 7: Fotografía del hambre y la desolación. Una foto estética de la miseria y la desolación: Podía ser presentada a un concurso fotográfico, o ganar el premio a las mejores fotos del año, o mejor aún, podría ser el motivo publicitario de algunas de las compañías que utilizan este tipo de imágenes para su propaganda.
Ilustración 8: Fotos de características pornográficas. La belleza mostrada tiene como fin la excitación y la provocación. Se encuadraría dentro de una pornografía light.
Ilustración 9: Pintura de la degollación de San Cugat. En esta pintura asistimos a un asesinato de gran crudeza y realismo. La matanza, el sufrimiento de la víctima, la crueldad del verdugo, el aislamiento del santo, la mirada cómplice de jueces y testigos, se ha convertido en arte.
Ilustración 10: Judith. Pintura de Allori. El pie de página de la reproducción de la pintura obvia cualquier comentario.
Ilustración 11: Pintura de Ernst. Virgen pegando al niño Jesús. El propio título nos ahorra cualquier comentario. Sólo queremos resaltar la frialdad de los testigos como en el cuadro del degollamiento, una colusión pasiva pero activamente complacida.
5. RODOREDA Y SUS HEROÍNAS.
Dicho todo esto nos adentraremos en el aspecto más concreto de la obra de M. Rodoreda.
Ilustración 12: Foto de M. Rodoreda.
Citaremos solo unos párrafos de sus obras, para mostrar como el odio y la destructividad animaban algunas de sus creaciones. Nos apoyaremos en la correspondencia íntima mantenida durante años con Anna Murià y en la biografía publicada por M. Casals, donde se ponen de manifiesto muchos de los sentimientos de odio y destrucción que M. Rodoreda guardaba para con alguno de los suyos y con su amante A. Obiols.
A través de los fragmentos de sus novelas más famosas explicaremos la concordancia con aspectos de su vida íntima. Es evidente que la obra de un autor es fruto de su mente, pero lógicamente esto no quiere decir en absoluto que lo represente totalmente. Así mismo nos lo dice Rodoreda: “en todos mis personajes hay características mías, pero ninguno de los personajes no es yo…” (Rodoreda 1982). Ahora cuando desgraciadamente Rodoreda se ha ido al mundo de las representaciones dejando el de la realidad, cuando Rodoreda convive con Natàlia, Aloma, Teresa Goday… podemos hacer un intento de aproximación a ella misma, sirviéndonos de tres fuentes: las novelas, las cartas a Anna Murià y la biografía publicada por M. Casals. Quizás ahora nos es permitido ver las relaciones íntimas entre ella misma y sus protagonistas y como los conflictos de estas también fueron de alguna manera los de ella. El “espejo roto” que eran sus protagonistas a nuestros ojos vuelve a tomar una imagen unificada gracias a sus cartas. Sentimos una cierta serenidad al poder tener una visión más globalizadora de la producción rodorediana. Por ello estamos profundamente agradecidos a ella y a Anna Murià porque han posibilitado continuar una investigación iniciada ya hace bastantes años. (Poch y Planas 1987). La admiración y el respeto por la autora habrán de guiarnos en este trabajo.
Estudiaremos tres aspectos:
- Rodoreda vive y narra el odio como vínculo: su relación con A.Obiols
- Rodoreda vive y narra la maternidad.
- Rodoreda vive y narra el sado-masoquismo y la muerte de los sentimientos
A Rodoreda vive y narra el odio como vínculo: su relación con A.Obiols
Obiols era el amante de M. Rodoreda durante el exilio a raíz de la guerra civil española.
Ilustración 13: Foto de M. Rodoreda y A. Obiols en el exilio.
Durante la agonía de A. Obiols, Montserrat Casals i Couturier (1991) nos explica (pág. 304):
“El comportamiento de Merçé era extraño, se alojaba en uno de los mejores hoteles de Viena y se vestía como si en lugar de ir a un hospital a visitar a un moribundo fuera a una fiesta, con ropa extremada y siempre muy bien peinada. A Obiols le molestaba aquella bien intencionada comedia. Incluso se lo reprochaba con insultos. Tenía excusa: ”desvaría” decía ella”
Los hechos narrados por la autora transcurren durante el verano de 1971, entre junio y agosto. Aparecen registrados en un dietario de M. Rodoreda donde describe el progresivo deterioro de A. Obiols. Acaba el día del entierro. M. Rodoreda robó algunos de los documentos del moribundo, que se dieron por perdidos hasta que se encontraron en el domicilio de Rodoreda al fallecer ésta.
Por esas épocas durante la enfermedad de Obiols aparecen en el dietario mencionado las últimas revisiones de Mirall Trencat (Rodoreda, 1982)
Veamos algunos fragmentos de la actitud de Sofía Valldaura frente a la muerte de su “odiado” esposo.
“…derecha, al pie de la puerta Sofía lo miraba. Toda de negro, serena, alta, delgada. Con los cabellos peinados hacia atrás y recogidos hacia arriba, tal como los había tenido siempre. Sin permitir que le cortasen ni uno….
Sofía se sentó a mirar al muerto. También comió y además tomó dos tazas de café caliente. Comía despacio, hablando con Masdeu, con el busto erguido, con el meñique separado de la taza cuando bebía como si estuviera en lo alto de un escenario y todo un público la estuviera mirando. ¿El muerto? En aquella casa lo había estado desde el primer día, desde la primera noche. ¿Una guerra su matrimonio?. Más bien una indiferencia. Y ahora ella estaba allí sentada y el que estaba echado era él y había muerto como todos. Telón” (4).
Respecto al robo aparece otro fragmento en el personaje de Teresa Valldaura de la misma novela.
“Era ella. Teresa Valldaura, esposa de Salvador Valldaura, quien había quitado la perla de la corbata del muerto. Se la había clavado en el corpiño antes de salir de la biblioteca y no la encontraría nunca nadie. La regaló a Amadeu y en sus encuentros apasionados la arrancaba de la corbata de su amante con los dientes” (5).
B. Rodoreda vive y narra la maternidad
Rodoreda tuvo un hijo, fruto de las relaciones con su tío (hermano de su madre). Al exilarse lo abandonó, el niño tendría 4 ó 5 años. Murià nos explica: “Ella tenía muy pocos sentimientos maternales… No la ilusionó el nacimiento de su hijo, más bien la estorbaba. Lo tuvo sobre los 19 años, no estaba angustiada por haberlo dejado. Con Obiols tampoco se planteaba tener un hijo” (6).
Todo ello se reflejó en su obra. Así el ambiente recluido e incestuoso de las relaciones de uno de sus personajes, Aloma, con el hermano de su cuñada, nos recuerda las relaciones de Rodoreda con su tío. La maternidad empobrecedora aunque aceptada con sometimiento nos transporta al conflicto de la propia maternidad de Rodoreda. Conflicto que queda eflejado en casi todos los personajes femeninos de sus novelas (abortos repetidos de Cecilia en el Carrer de las camèlies, el abandono de su hijo por parte de Teresa Goday en Mirall Trencat, las ideas asesinas y suicidas de Natàlia en la Plaça del Diamant, etc.).
Para Rodoreda la maternidad es un trauma, una deformación que la envejece y la anula. Queda poco lugar para los sentimientos de estar dando vida.
En La Plaça del Diamant (Rodoreda, 1976. pág. 394) Natàlia dice durante su embarazo: “…y sólo faltaba que me ataran un hilo en la pierna y me enviasen a volar.”
Veamos un momento estremecedor de la Plaça del Diamant: Es el momento en que Natàlia, Colometa, durante la pobreza de la guerra civil decide matar a sus hijos: “Sólo me hacía falta comprar el salfumant. Cuando durmiesen, primero el uno y luego el otro, les metería el embudo en la boca y les echaría el salfumant dentro y luego me echaría a mi misma, y así habríamos acabado y todo el mundo estaría contento…” (7).
C Rodoreda vive y narra el sado-masoquismo y la muerte de los sentimientos
Para acabar, queremos ilustrar con unas viñetas como Rodoreda, llevada por el odio hacia su amante, crea situaciones novelísticas donde el sadomasoquismo y la muerte quedan representados con toda contundencia.
Dice a su amiga: “¿el amor? no lo quiero ni con minúscula, ni con mayúscula. Es un juego que a mí me decepciona. Nunca sé si gano o si pierdo… lo que realmente tengo es un enemigo… es el hombre al que quiero” (8) De ahí inicia un proyecto de novela: Vino negro. Explica el argumento en una carta a su amiga Anna: “En una fiesta una mujer derrama unas gotas de vino sobre el brazo de un hombre. Estas manchas sobre su piel no le dejan vivir. Acabarán siendo amantes, pero esta pasión le apartará de la esposa y sus hijos, por ello acaba matándola”
Un año después escribe a su amiga…”Quizás acabaremos con un duelo a la americana persiguiéndonos por un bosque con un revolver en la mano” (9).
En El Carrer de las Camélias Cecilia Ce, la protagonista se sitúa progresivamente en situaciones denigrantes de prostitución y sado-masoquismo. La heroína dice: “Me cogió del cuello con las dos manos y me dio un beso en la boca y yo le mordí con rabia y el me dio una bofetada. Para que no lo vuelvas a hacer…Bonita”. Su partner le dice “Cambiaremos a Cecilia, la vestiremos, la haremos reír y la haremos llorar” (10). A partir de ahí Cecilia queda recluida en el piso que Marc (su amante) ha alquilado para ella. Se inicia una tortura psicológica y física digna del mejor “thriller” americano que la va anulando y enloqueciendo. La obligan a alcoholizarse y abusan sexualmente de ella en varias ocasiones varios amigos de Marc. Ella va degradándose viviendo en un mundo de alcohol donde los límites entre lo onírico y la realidad van desdibujándose vertiginosamente. Queda embarazada. Su amante le pega una paliza descomunal y de un rodillazo en el vientre le provoca el aborto. Seguidamente la abandona en una calle estrecha y miserable con una cruz de brillantes clavada en el cogote. Cuando Cecilia C se recupera después de su ingreso en el hospital e intervención quirúrgica, decide continuar su profesión; esta vez será una prostituta de lujo y se dice a sí misma: “El vientre no cuenta, el pecho no tiene precio, el corazón a guardar” (11).
Esta es la solución que se propone en las relaciones más perversas. Excitación, locura por unos minutos y ningún compromiso. Son relaciones donde se enseñorea la frialdad, el triunfo y el desprecio hacia el objeto.
6. Quiron (12) el sanador herido.
Después de todo lo presentado hasta aquí creo que vale la pena presentarles una imagen que reúne la destrucción y el amor. Quizás la creatividad de muchos de nosotros como seres humanos y como profesionales tiene que ver con esta imagen.
Ilustración 14: Soldado de la Cruz Roja y herido.
Este soldado abrazando a su compañero herido quizás representa algún aspecto de nuestra intimidad mental, heridos y amados a la vez.
En palabras del poeta citado por Freud: “Si no se puede avanzar volando bueno es progresar cojeando, pues está escrito que no es pecado cojear” (13).
Para ver ilustraciones, descargar PDF.
1 Eros o Amor: (Datos obtenidos de Grimal, 1951) Dios del amor, nacido de la Tierra y del Caos primitivo. También se atribuye su nacimiento al huevo original, engendrado por la Noche, cuyas dos mitades al separarse forman la Tierra y su cobertura el Cielo. Se le considera como una fuerza fundamental del mundo. Asegura la continuidad de las especies y la cohesión interna del cosmos. Posteriormente la sacerdotesa Diotima (iniciadora de Sócrates) sitúa a Eros como a un genio intermediario entre los dioses y los hombres. Nacido, en esta leyenda, de Poros (el recurso) y de Penia (la pobreza), recibe de ellos unas características muy significativas: siempre anda a la zaga de su objeto como la pobreza; sabe siempre ingeniarse un medio para conseguirlo, como recurso. Ya no es un dios omnipotente, sino una fuerza perpetuamente insatisfecha e inquieta.
2 Tánato: (Datos obtenidos de Grimal, 1951) Genio masculino alado que personifica la muerte. En la Ilíada aparece como hermano de Sueño (Hipno). Ambos son hijos de Noche. No posee un mito propiamente dicho. Cabe aclarar que los genios eran seres inmanentes no sólo a cada individuo, si no también a cada lugar, a cada persona moral (sociedad, colegio, ciudad, etc.) y simbolizaban su ser espiritual. Nacen con la persona o cosa a la que van ligados y tienen por misión especial conservar su existencia.
El genio, como personificación del individuo cobra una fuerza sobrenatural e inmortal. En las mujeres el genio es substituido por una Juno.
3 (Este texto ha sido traducido, por los autores de esta comunicación, del texto Més enllà del principi de plaer (pág. 64). Traducido del alemán por P. Folch Ed. Spax. Barcelona 1989. Para la traducción se ha consultado la obra de Fernández Ballesteros 1984. 3.ª. Ed. Más allá del principio del placer Tomo III OC pág. 2539, nota 1513).
4 Rodoreda, 1982. págs. 345 y 347 traducción de J. Poch.
5 Rodoreda, 1982. Pag.. 384, Trad. J.Poch.
6 Rodoreda, 1985 pág. 29. Trad. J.Poch
7 Rodoreda, 1976 pág. 474 Trad. J Poch
8 Rodoreda, 1985. pág. 34, Trad. J Poch
9 Rodoreda, 1985. pág. 90, Trad. J Poch
10 Rodoreda, 1978. pág. 90. Trad. J. Poch
11 Rodoreda, 1978. Pág. 152. Trad. J.Poch
12 Quirón: el sanador herido. Es un Centauro diferente a los demás. No es salvaje sino hospitalario, benévolo, amigo de los humanos y no recurre a la violencia. Educó a Aquiles, Jasón, Asclépio y a Apolo entre otros. Sus enseñanzas incluían la medicina (curó el tobillo de Aquiles), la música, el arte de la caza y la guerra, y la moral. Herido accidentalmente por una flecha de Heracles intentó curarse, pero las heridas producidas por ellas eran incurables. Se retiró a su cueva queriendo morir, pero era inmortal. Prometeo, ser mortal, se avino a asumir la inmortalidad de Quirón cediéndole su derecho a morir. Fue así como Quirón encontró el descanso.
13 Rücket en “Die Mekamen des al Hariri, citado por Freud, en Mas allá del principio de placer, 1920